El movimiento de alumnos ayudantes «Frank País García» (MAA) surgió a raíz de que los estudiantes universitarios asumieron la tarea de enfrentar las necesidades crecientes de la docencia en Cuba, consecuencia del éxodo masivo de profesores durante los años de la década de 19601.
Con más de 50 años este movimiento y a pesar de los procesos de adecuación y perfeccionamiento ante la dinámica de la educación superior cubana, su esencia se ha mantenido viva entre el estudiantado, de los que cabría esperar resultados positivos.
En el artículo de Hernández-Negrín H, et al.2 se exponen los logros alcanzados por los alumnos ayudantes de la Universidad de Ciencias Médicas de Villa Clara, tomando como referencia el Hospital Universitario Arnaldo Milián Castro, un escenario docente de puntera de esta universidad.
En su artículo los autores demuestran, que esos logros han sido fruto del intenso trabajo realizado por la institución en coordinación con la universidad, el cual se refleja principalmente en la impartición de los cursos básicos de pedagogía y de metodología de la investigación. Además, se realizan actividades extensionistas con el fin de potenciar habilidades teórico-prácticas en especialidades clínicas y quirúrgicas como las «Expoayudantías».
Sumado a esto se encuentra el protagonismo que juegan los tutores, los que sin incumplir con sus obligaciones asistenciales, asumen con responsabilidad la tarea de formar los estudiantes, aportando un cúmulo de conocimientos y herramientas imprescindibles para el futuro desempeño profesional de sus pupilos.
La presencia de este movimiento en las universidades médicas de Cuba, constituye una fortaleza dentro del Sistema Nacional de Salud, sin embargo resulta necesario preguntarse: ¿todas las instituciones de salud brindan igual atención a sus alumnos ayudantes?
Diversos estudios demuestran3,4 que actualmente los alumnos ayudantes presentan dificultades en la investigación debido a la insuficiente preparación científica y metodológica lo que dificulta su óptimo desempeño, a la par se le suma en ocasiones el poco apoyo de los tutores y es allí donde el tutor debe ejercer una influencia positiva ante la actividad científico-investigativa y su fin, la publicación de los resultados5.
Desde este espacio considero necesario llamar a la reflexión en torno a cómo potencializar desde nuestros escenarios docentes el trabajo con los alumnos ayudantes, poniendo en práctica así la declarada integración docente-asistencial-investigativa, tomando como base teórica las palabras de José Martí cuando expresó: «el profesor no ha de ser un molde donde los alumnos echan la inteligencia y el carácter, para salir con sus lobanillos y jorobas, sino un guía honrado, que enseña de buena fe lo que hay que ver, (…), para que se fortalezca el carácter de hombre al alumno, que es la flor que no se ha de secar en el herbario de las universidades»6.
Conflicto de interesesEl autor declara no tener ningún conflicto de intereses.