En los últimos años, atendiendo a los conceptos de mejora continua y estrategias de calidad total, los esfuerzos para mejorar la calidad de la atención sanitaria se vienen acrecentando. Atendiendo a estas premisas, la enseñanza de todas las profesiones implicadas y de la medicina a todos sus niveles y con todos sus componentes se transforma en un objetivo obligado. Se entienden en este sentido las reorganizaciones, adaptaciones y diseños de los planes de estudio del grado atendiendo a las directrices del Espacio Europeo de Enseñanza Superior o los obligados cambios en los programas de formación especializada, incluido el futuro de la certificación de las competencias y/o validación periódica de la colegiación o licencia para el ejercicio de la profesión.
La necesidad de lograr el máximo nivel académico y la excelencia en la formación y capacitación de los médicos deben conllevar las reformas y mejoras de la educación médica que, conservando el núcleo de contenidos docentes y valores característicos de la Medicina, incorporen los nuevos conocimientos, evidencias y mejores prácticas clínicas. En un planteamiento de estas características, las facultades de medicina son los instrumentos responsables de la formación de los nuevos médicos, siendo esta su competencia exclusiva. Ahora bien, tratándose de una profesión experimental que requiere del alumno (grado y posgrado) un creciente protagonismo y la obtención de un extenso número de competencias prácticas a la cabecera del paciente, se hace necesaria para este fin la colaboración de las instituciones sanitarias: centros sanitarios educativos.
Las profundas transformaciones sociales, económicas y políticas del mundo actual obligan a una redefinición e innovación permanente de los modelos educativos en los que se armonizan las necesidades de los discentes con las responsabilidades de los docentes, en un proceso en el que ambos ámbitos, académico y sanitario, se encuentren implicados y comprometidos. Hoy, el modelo tradicional de influencia facultad-grado y centros sanitarios-posgrado resulta artificial y poco eficiente. Por el contrario, se trata de que las instituciones académicas y las sanitarias se impliquen de forma coordinada, indistinta y conjuntamente en todas y cada una de las fases formativas del profesional. En este punto, debemos resaltar que la labor del profesor (habitualmente otro compañero) se desarrolla en una situación muy particular donde con frecuencia la actividad docente debe compaginarse con la asistencia a los pacientes y la investigación.
La naturaleza singular de la profesión médica hace de ella una de las más exigentes tanto desde el punto de vista del saber como del ético por su directa implicación con el ser humano y su quizás más apreciado valor: la salud. Por ello, podemos admitir que la responsabilidad del médico lo es consigo mismo, frente a los enfermos y frente a la sociedad en su conjunto al ser pieza fundamental del sistema sanitario y de la prestación de los servicios sanitarios. En realidad, una prestación sanitaria de calidad dependerá en buena parte de que el médico atesore un conjunto de valores y capacidades profesionales y ello, a su vez, de que posea y mantenga en todo momento un nivel suficiente y permanentemente actualizado de conocimientos y competencias clínicas. A ello deberá sumarse una conducta acorde con su responsabilidad, una especial “condición humana” que le permita extender su papel científico/técnico al de amigo, confidente y consejero de cuantos pacientes así lo requieran. Y, si todo esto debe ser una condición imprescindible para el ejercicio de la actividad clínica, también se espera del médico que sea capaz de relacionarse, integrarse y actuar conjuntamente con los demás profesionales sanitarios y que sea eficiente y responsable gestor de los recursos de los que dispone.
Así, resulta sencillo entender que los valores del médico en relación con su desarrollo profesional deben ser identificados y resaltados. Y que estos valores, característicos e irrenunciables, deben ser transmitidos, desarrollados y fomentados convenientemente a lo largo de toda la vida, desde la formación de grado en las facultades de medicina hasta el final de su desarrollo profesional.
En la Memoria (2007) de la Cátedra de Educación Médica Fundación Lilly-Universidad Complutense de Madrid (CEM FL-UCM) se destaca la “necesidad de lograr el máximo nivel académico y la excelencia permanente en la educación, formación y capacitación de los médicos, […] de adaptar los planes de estudio al Espacio Europeo de Educación Superior […], oportunidad de mejora para la enseñanza universitaria, que conservando el núcleo de contenidos docentes característicos de cada una de las profesiones, permita alcanzar objetivos formativos adecuados para el mejor desempeño de la actividad profesional en la sociedad actual”. En un planteamiento de estas características, la reconsideración y, en su caso, el rediseño de las actividades formativas —tanto teóricas como prácticas— tiene especial repercusión en la enseñanza de las ciencias experimentales, y muy particularmente en la Medicina.
Con estas premisas, la CEM FL-UCM se propuso contribuir a la mejora de la calidad de la enseñanza de la Medicina a través del cumplimiento de sus objetivos fundacionales: la introducción de metodologías educativas innovadoras, la creación de entornos de aprendizaje adecuado, y la evaluación objetiva de los resultados educativos. Estos objetivos se traducen en las actividades de la CEM FL-UCM, cuyas líneas básicas de actuación son:
- 1.
Formación de docentes, encuentros de expertos, identificación de evidencias en educación médica y la publicación de diferentes documentos.
- 2.
Investigación a través del reconocimiento de los mejores proyectos, en el ámbito nacional, en la enseñanza de grado y posgrado y el desarrollo y publicación de estudios de investigación operativa en el campo de la educación médica.
- 3.
Aplicación de los conocimientos, a través del apoyo a la implantación de buenas prácticas docentes y la búsqueda de la optimización del espacio y clima educativos.
- 4.
Comunicación y difusión de sus actividades.
Con un desarrollo alentador de sus actividades, hace un año la CEM FL-UCM se planteó aceptar la invitación de Elsevier para hacerse cargo del relanzamiento de la revista Educación Médica, publicación decana en España en el área de la educación médica, que desde sus inicios (Educ Med. Abr 1998; 1) tiene como misión ser foro científico para la diseminación y el intercambio de ideas y experiencias relacionadas con el aprendizaje y la enseñanza de las Ciencias de la Salud, en todas sus vertientes de grado y posgrado.
Educación Médica no precisa mayor presentación por tratarse de una revista ampliamente conocida por todos los profesionales dedicados e interesados en su ámbito de conocimiento y en la que han publicado los mejores autores españoles y de otros países. Como otras revistas científicas, su objetivo es publicar artículos originales de investigación en materia de educación, así como artículos de revisión y de opinión.
Alcanzado el correspondiente acuerdo con los editores, nuestro compromiso en su nueva andadura es no solo mantener las virtudes que han hecho a Educación Médica merecedora del aprecio y respeto de cuantos se interesan por la formación de los médicos, sino intentar abrirla a otras profesiones que junto con la médica conforman el ámbito de las profesiones sanitarias y las Ciencias de la Salud.
Asimismo, la nueva Educación Médica quiere ser un foro donde los estudiantes encuentren un espacio de interés para exponer sus puntos de vista, discutir sus necesidades y hacer sus aportaciones en el ámbito de su formación y expectativas.
Educación Médicaquiere prestar especial atención a cuanto acontece en el mundo, con particular interés y atención a los países con los que compartimos lengua y cultura. En este sentido haremos un esfuerzo especial por acercarnos a los países iberoamericanos y ofrecerles este foro de expresión y comunicación que queremos perciban también como suyo.
Confiamos que este proyecto de colaboración entre Elsevier y la CEM FL-UCM alcance los objetivos ambiciosos planteados. De ello deberán dar crédito la calidad y oportunidad de los contenidos y la aceptación de los autores y los lectores que esperamos en número creciente dada la importancia y trascendencia de los temas propuestos.
El proceso editorial se ha dotado de un Comité Editorial con un equipo de dirección, distintos responsables de edición y un panel de revisores. El cometido de todos será velar por la calidad de los artículos publicados en la revista. De ello dependerá su posicionamiento global, en un mundo cada vez más competitivo, basado en el crédito y prestigio futuros alcanzados y el mantenimiento de los altos estándares de calidad que siempre han sido seña de identidad de Educación Médica.
Esperamos, así, hacernos merecedores de la confianza, reconocimiento y apoyo de las instituciones y organizaciones nacionales e internacionales relacionadas con la educación médica y hacemos votos porque en esta nueva andadura Educación Médica sea acogida como un instrumento que ponemos a disposición de cuantos comparten sus objetivos. A todos les animamos a participar en ella con sus artículos y opiniones.
En definitiva, aspiramos a lograr, entre todos, una formación mejor para nuestros profesionales sanitarios al servicio de la salud de los ciudadanos.