La medicina es una forma de vida, un estilo de vida, a modo de lo que Sir William Osler señalaba hace siglo y medio. La medicina nos exige asumir firmes y fuertes compromisos en esta vida. Ser médico es una forma de vivir, una forma de vida, un estilo de vida. Es, en suma, tener diariamente presentes cuales son los compromisos del médico, y poner énfasis en cuán importante resulta que estos compromisos se asuman desde el primer día de la formación médica y –consecuentemente- se les transmita a los estudiantes desde el primer día que atraviesan la puerta de nuestras Facultades de Medicina.
El primer compromiso es con la ciencia. No hay nada como la pasión por el conocimiento, el encuentro con la ciencia. La medicina tiene un compromiso vital con la ciencia médica. La ciencia es “arrebatadora”. El conocimiento es “avasallador”. La ciencia médica es apasionante. Los conocimientos, la ciencia, evolucionan a una velocidad de vértigo; pero la ciencia médica –si cabe- evoluciona a una velocidad aún superior a las demás. Hay más saber del que podemos saber. Al estudiante hay que sensibilizarlo con la pasión por la ciencia, entusiasmarlo con lo que es objeto de nuestro propio entusiasmo.
Un segundo compromiso, firme compromiso que hemos de inculcarles a los estudiantes, y que es tan importante como el primero, si no más, es con los enfermos. La medicina es una ciencia cuyo objeto fundamental es curar al hombre enfermo, y por tanto, ha tenido de forma milenaria, y sigue teniendo, un componente científico y un componente humano. Esta visión “antropológica” es muy nuestra. Para el médico y para el enfermo es tan importante “lo que hace el médico” como el hecho de “cómo lo hace”. Lo que tenemos que saber se combina con lo que tenemos que saber hacer, y con cómo tenemos que ser.
La Dra Bárbara Starfiled, de Baltimore (del Instituto John's Hopkins) ha señalado que “ejercer la medicina es el mayor valor al que puede aspirar una persona: combinar su inteligencia y sus sentimientos, con un único fin: servir a los demás”.
Y, finalmente, un tercer compromiso: un compromiso con la sociedad, con los demás, con los que nos rodean. Es un compromiso tácito y explícito, que se cumple cada día calladamente, sin esperar grandes recompensas. Ante una tragedia de dimensiones épicas, como ha sido el caso de la pandemia por COVID-19 es cuando se puede exteriorizar nuestro compromiso con la sociedad, con los enfermos, con la ciencia, con nuestra profesión, con todo ello al mismo tiempo.
No tenemos duda al respecto: hay que trasladarles a los estudiantes que pueden llegar ocasiones en las que la sociedad los necesite y que es entonces cuando deben de responder a la sociedad. Hay que acordarse de Albert Eisntein cuando señalaba: “Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad”.
Ser médico es una aventura vital apasionante. Y lo es, precisamente, por “un estilo de vida”. Y eso lo tienen que saber los estudiantes de nuestras Facultades.