La mejora en el área de la educación en Ciencias de la Salud es una prioridad. Consiguientemente, entre todos los intervinientes en la misma se debe de generar un compromiso firme con la excelencia en este campo, y con la implantación de las mejores y mayores evidencias de innovación que permita garantizar unos resultados educativos conforme a las necesidades que la sociedad demanda y que exige el inabarcable campo de la medicina.
La Educación Médica es un área de conocimiento, orientada a la búsqueda de la calidad y a la mejora continua del proceso educativo y de sus resultados, y controlada con hechos y datos que permitan la objetividad y la toma de decisiones para la mejora. Busca las mejores evidencias y las mejores prácticas docentes. Se orienta hacia el paciente como el objetivo fundamental, buscando la excelencia en el desempeño profesional. Y todo ello se implanta en una organización compleja como es el mundo sanitario y los centros académicos de enseñanza. En consecuencia, la Educación Médica debe de contar con el apoyo incondicional de distintos Departamentos y áreas (básicos, clínicos, servicios, unidades,…) y habrá de estar liderada por los equipos directivos de las instituciones académicas.
Esta orientación se debe apoyar en la participación de todas las estructuras que participan, del compromiso de todos los agentes: directivos y responsables académicos, docentes, discentes, personal de servicios, etc. Y, aún más allá, debe impregnar los procesos educativos de principio a fin: la planificación de la enseñanza, el desarrollo de la misma, los procesos de evaluación objetiva y los sistemas de gestión.
Es fácil deducir que, en el fondo, todo ello requiere una cierta estructuración de las funciones de los equipos que se ocupan de la Educación Médica en los centros. Se trata, no sólo, de prestar apoyo a la docencia a través de la ayuda en la programación y de las mejores prácticas docentes (en el propio proceso educativo, o en la evaluación), unificando procedimientos o difundiendo la información sobre los resultados educativos de la institución. Ha de servir, también, como un auténtico motor y dinamizador de los proyectos de mejora de la calidad de la enseñanza y de investigación de los mismos. Es importante que las Unidades de Educación Médica ofrezcan permanentemente información científica relevante para la mejora de la educación médica, y ofrezca documentación elaborada relativa al fomento de la calidad. Ha de servir como vía de transmisión de herramientas e instrumentos de referencia para la mejora de la calidad educativa.
En definitiva, en las Unidades de Educación Médica es preciso hacer investigación operativa, y análisis de los factores que condicionan un correcto proceso enseñanza-aprendizaje, y que son responsables de los resultados. Es uno de sus planes, junto a la formación del profesorado y fomento de la profesionalización de la docencia, la aplicación práctica de las mejores evidencias para la mejora del aprendizaje, y la difusión y divulgación de conocimientos e instrumentos de mejora de la docencia.
Las Unidades de Educación Médica en los centros académicos, gestionan la educación médica: transmitiendo los conocimientos de este campo (formación), aumentándolos (a través de la investigación), y aplicándolos (mediante el apoyo a la implantación de las mejores prácticas docentes.
El número de Educación Médica que ahora se presenta reúne numerosas experiencias en el campo de la educación médica, como máxima expresión de que es un área de conocimiento viva, en permanente búsqueda de la excelencia, y que la investigación en Educación Médica es una realidad que ampara el futuro de la formación en ciencias de la salud.
