He revisado atentamente dos artículos del último número de la revista (Vol. 18, Núm. 3, julio-septiembre 2017): el primero «Diagnóstico de la actividad científica estudiantil en la carrera de Medicina de la Universidad Nacional de Chimborazo»1 y el segundo «Limitantes de la producción científica estudiantil»2. Ambos manuscritos son importantes porque resaltan la realización de investigaciones en estudiantes de Medicina. Proponen, en el segundo artículo, la creación de revistas científicas estudiantiles, la participación en congresos y la creación de una asociación de editores de revistas. No obstante, consideran que no son motivados o tutorados por los docentes sobre metodología de la investigación; esto se refleja en la reducida producción científica (docente-estudiantil)1,2 y la baja citación de artículos en revistas de alto impacto2.
Sin embargo, en ambos artículos, no se incluye un tópico muy importante que está al mismo nivel que el conocimiento médico y de la metodología de la investigación, la redacción científica. Considero que esta es relevante para publicar una investigación de manera eficaz o efectiva, ya que el lenguaje médico en general y el quirúrgico en particular adolece de numerosos vicios lingüísticos, unos comunes al resto de los hablantes y otros exclusivamente de los médicos y cirujanos, que deben evitarse3.
En ese sentido una adecuada redacción del artículo permite una comunicación efectiva dentro de la comunidad científica médica; por eso Gil Extremera4, quien ha impartido cursos referentes a la escritura médica, considera que el objetivo es evitar errores y ayudar a una mejor redacción de artículos, memorias, ponencias congresuales, proyectos de investigación y tesis doctorales, porque la forma escrita, complemento de la oral, es imprescindible en la profesión médica: dictámenes, documentos, informes, misivas, manuscritos o textos diversos.
La escritura científica no es una actividad que sea fácil y que se aprenda de manera rápida, sino que es una actividad compleja que requiere tiempo y esfuerzo, por eso se recomienda iniciar redactando la estructura general de un artículo científico5.
Por tanto, si se requiere que los estudiantes publiquen con eficacia sus investigaciones, no solo deben dominar su especialidad, la metodología de la investigación, sino que también la redacción científica o el lenguaje médico, que se sienta en 4 pilares básicos: la precisión, la corrección, la claridad y la concisión6.
Conflicto de interesesEl autor declara no tener ningún conflicto de intereses.