82 - LA BIOIMPEDANCIOMETRÍA COMO MEDIDA DE SALUD CELULAR PREDICE LA EVOLUCIÓN CLÍNICA A CORTO PLAZO EN LOS PACIENTES CON ENFERMEDAD INFLAMATORIA EN REMISIÓN CLÍNICA
1IBD Unit. Gastroenterology Department, Hospital Universitario de Canarias, La Laguna. 2Gastroenterology Department, Hospital Universitario de Canarias, La Laguna. 3Endocrinology Department, Hospital Universitario de Canarias, La Laguna.
Introducción: La enfermedad inflamatoria intestinal (EII) provoca un deterioro del estado nutricional y se asocia con una peor evolución clínica. La identificación precoz de los pacientes malnutridos permite su tratamiento y mejorar la evolución de la propia EII pero se requieren herramientas sencillas y precisas para implementarlas en la práctica diaria. Se evaluó el estado nutricional de pacientes con EII mediante parámetros objetivos y subjetivos (cuestionarios) y su asociación con el desarrollo de complicaciones durante el seguimiento.
Métodos: Estudio observacional prospectivo en el que se incluyó de forma consecutiva a los pacientes que acudieron al hospital de día entre septiembre y diciembre de 2021. Se recogieron variables clínicas de la EII y el índice de masa corporal (IMC). Los pacientes realizaron una valoración subjetiva global generada por el paciente (PG-VSG) y un médico completaba la VSG y los criterios GLIM como medidas nutricionales subjetivas. Los parámetros objetivos se recogieron mediante dinamometría y bioimpedanciometría (n = 32). Se revisó la necesidad de cirugía, el uso de corticosteroides, la necesidad de intensificación o el cambio de tratamiento tras 6 meses de seguimiento.
Resultados: Se incluyeron cuarenta pacientes (edad 48 ± 13,2 años; 61% varones; 27 (65,8%) enfermedad de Crohn; media índice Harvey Bradshaw 1,08 ± 0,9; índice parcial-Mayo 1,17 ± 1,59; calprotectina fecal 126,1 ± 113,9 mg/kg)); todos ellos con enfermedad inactiva y 31 (75,6%) en tratamiento con infliximab. La media de IMC fue 26,6 ± 3,9 kg/m2 y 23 pacientes (57,5%) presentaban, al menos, sobrepeso. El PG-VSG y el VSG determinaron que 95,1% y 92,68% de los pacientes presentaban buen estado nutricional, respectivamente. De forma similar, los criterios CLIM mostraron un estado nutricional bueno en 95,1% de los pacientes. Sin embargo, 19 pacientes (45%) presentaron una disminución de la fuerza medida por dinamometría y 5 pacientes (12,1%) mostraban una alteración de la salud celular mediante el ángulo de fase de la BIA. La valoración subjetiva con VSG, PG-VSG y criterios GLIM mostraron buena concordancia entre ellos (K = 0,48 y K = 0,78, respectivamente (p < 0,001)), pero comparándolos con los parámetros objetivos, solo la VSG y la dinamometría mostraron concordancia débil (K = 0,18) (p = 0,042). Durante los 6 meses de seguimiento, 6 pacientes sufrieron una complicación de su EII (1 cirugía, 4 cambios de tratamiento y 1 uso de corticosteroides). En estos pacientes, el 60% presentaba alteración de la salud celular por BIA frente al 7,4% que mantenía una adecuada salud celular (p = 0,020). En el análisis por regresión logística, solo las alteraciones en la BIA se relacionaron con una peor evolución clínica (OR 18 (1,8-178), p = 0,014).
Conclusiones: La BIA para la valoración nutricional en pacientes con EII y enfermedad inactiva podría predecir el riesgo de brote a corto plazo y ayudar a identificar los pacientes con riesgo de complicaciones.